Como suele ocurrir periódicamente, hace un par de días que la rutina se ha apoderado de mi vida. Levantarme, ir a trabajar, comer, echar una cabezadita, estar con los niños en la calle mientras leo un libro o charlo con alguien, ir a casa, bañarlos, darles de cenar, leerles un cuento para dormir, cenar con la mujer, ver poco la tele, leer otro poco y a dormir. Al día siguiente lo mismo.
Esto es rutina. Cuando digo que se ha apoderado de mi vida es porque normalmente dentro de la misma hay cosas que me permiten evadirme un poco. Proyectos reales o irreales que hacen ver las cosas de otra forma. Por ejemplo, este blog es uno de esos proyectos. ¿Vale para algo? Puede que no, pero es una forma de evasión. Dejar de hacer lo que uno siempre hace. Quizás cuando llegue a formar parte de la rutina obligada, me cansaré de él y haré otra cosa.