Llegamos un año más a La Zarza de Pumareda, este año con idea de escribir un poco, aprender otro poco y relajarme de los últimos acontecimientos.
Lo primero que me dice Adolfo es que tiene problemas con los «bichos». ¿Qué bichos? Pues los de siempre, los que le comen las sandías. Ya ni el pastor eléctrico los asusta.
Es la historia de todos los años, pero, lo que yo le digo, si el único problema que tienes en este mundo es que los bichos te coman las sandías… Bendito problema.
Entre comer y dormir, fregar los cacharros escuchando HistoCast, ir a la piscina, los paseos a recoger moras, ir a ver las estrellas (aunque este año tenemos luna), lo difícil será encajar la escritura en la rutina. Pero Delia y Günther me esperan y todos los que han acabado κ-nano también, así que no deberé dejar de darle a la tecla estos días.