Este era un granjero que tenía un perro. Un día llego un amigo a la granja y vio al granjero sentado a la puerta con el perro tumbado a su lado. El perro estaba venga emitir lamentos y aullidos.
Los dos amigos estuvieron conversando un rato, hasta que el amigo, harto de los lamentos del chucho, le preguntó al granjero:
-¿Qué le pasa a ese perro?
El granjero le dio la siguiente explicación:
-Lo que le pasa es que es muy vago. Justo ahí donde está tumbado hay un clavo que sobresale de la madera. El clavo le molesta y por eso se lamenta. Como ves, le molesta lo suficiente para lamentarse, pero no lo suficiente como para tomar la decisión de moverse a un sitio donde no haya clavo.
Adaptación a mi manera de algo oído por ahí.